Los edificios son responsables del 40% del consumo de energía de la UE, y, como consecuencia, del 36% de las emisiones de gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático. Se estima que las dos terceras partes de ese consumo total, corresponde a la fase de uso.
Por suerte, hoy en día contamos con soluciones constructivas para acabar con ese desperdicio energético, y sus consiguientes impacto ambientales y económicos, garantizando un nivel de confort superior.
Por mi experiencia con House Habitat la construcción biopasiva -que suma a los criterios Passivhaus la utilización de materiales ecológicos, respetuosos con la salud y el medio ambiente- es una metodología contrastada para obtener viviendas de muy baja demanda energética con el máximo confort.
Para disminuir el gasto energético entre un 75% y un 90% con respecto a una vivienda “tradicional”, la construcción biopasiva aplica los principios del estándar de origen alemán Passivhaus, el más exigente del mundo en eficiencia energética. Y lo hace desde la fase del proyecto apoyado en herramientas tecnológicas de precisión.
Así, la vivienda debe contar con un diseño bioclimático, que considere las condiciones del entorno y aproveche los recursos naturales como la orientación, la radiación solar, los vientos, la topografía o la vegetación para disminuir las futuras necesidades energéticas de la vivienda, que calculamos con la tecnología PHPP (Passive House Planning Package). Un proceso de construcción que ya se puede empezar a apreciar en distintas casas en la Cerdanya.
Cómo son las casas biopasivas
En las casas biopasivas instalamos más aislamiento de los que exige la normativa, con la finalidad de proteger la vivienda del calor en verano y del frío en invierno. Además, evitamos los puentes térmicos, puntos de la envolvente de la vivienda por donde se escapa la energía. Para ello, es necesario asegurar la continuidad, sin interrupciones, del aislamiento, “empaquetando” todo el edificio. La termografía nos permite comprobar si una vivienda presenta puentes térmicos.
Se trata de casas herméticas donde se controlan las infiltraciones de aire no deseadas, las cuales provocan una variación de la temperatura confort y por tanto un gasto energético para recuperarla. El nivel de hermeticidad se comprueba, en la fase de construcción, con el Blower Door Test.
Y es que el funcionamiento de una casa biopasiva es similar al de un termo: mantiene la temperatura del interior de la vivienda de forma constante sin necesidad de ningún aporte energético para calentarla o enfriarla.
Funcionamiento de la vivienda biopasiva
También instalamos un sistema de ventilación mecánica con recuperador de energía que renueva el aire de manera constante sin necesidad de abrir las ventanas, asegurando una calidad del aire óptima en todo momento. Esta tecnología expulsa el aire viciado del interior de la casa, pero aprovecha su energía para precalentar el que accede limpio a la vivienda.
Los huecos son el punto débil de la envolvente, por donde suelen producirse las mayores pérdidas o ganancias de energía. Por ello es necesario instalar ventanas de altas prestaciones, y además hacerlo bien.
Por último, añadir que el diseño y construcción debe contemplar estrategias de protección solar en los meses de verano y a su vez aprovechar en el tiempo frío el calor gratuito que nos regala el sol.
Estar a gusto en casa con muy poca energía es hoy una opción al alcance del usuario gracias a la construcción biopasiva.